En paisajes imponentes y distantes de Argentina, tres mujeres se enfrentan al duelo de la pérdida. A través de la expresividad de su cuerpo, será la danza lo que les permita trascender el sufrir.
Ernestina vive en la puna catamarqueña. Es tejedora y sostén económico de su hogar. Hace años que anhela tener hijos, pero la unión con su marido no ha resultado fértil.
Una noche de tormenta la pareja danza una pelea que culmina con la destrucción de su altar. Ella danza su duelo. Se anima a dejar su casa y su marido para buscar un futuro más prometedor.
Elena es una joven mujer que vive en la selva misionera, madre de cuatro hijos y un quinto por venir. Su marido trabaja en la tala de árboles, pero el sueldo es insuficiente. Ambos han decidido entregar a su bebé a cambio de dinero. El parto adviene antes de lo esperado y dudan de su decisión, pero se verán obligados a cumplir. Elena cae en una profunda depresión. Lentamente la familia podrá recomponer la herida.
Una tormenta azota la costa del pueblo donde vive María. El buque pesquero en el que trabaja su esposo desaparece. Sus hijos intentan llevársela a la ciudad, pero ella resiste aferrándose a su casa y sus pertenencias. Se encuentra sola en una vida construida para dos. Los días le harán perder la esperanza y aceptará el duelo. Una noche se adentrará hacia el mar para despedirse de su amor en la profundidad de ese dolor.
